
A pesar de la época del año, las cevicherías no pasan por su mejor momento, lo que ha mermado la calidad en su desempeño.
El factor climático es el principal responsable de los bajos resultados de estos locales, ya que los oleajes anómalos afectaron la labor de la pesca e influyeron directamente en el alza de precios, generando inconvenientes por el incremento de los insumos para la producción de potajes marinos. La disminución de consumidores alcanza el 20%, este dato refleja la desconfianza de la gente por el cambio de precios de la carta o por la reducción de las raciones usualmente servidas.
Las cevicherías han optado por mantener los precios como estrategia para no perder clientes, pero el uso de recursos propios no se condice con la estructura económica del negocio, lo cual hará que eventualmente registren ganancias mínimas, o en su defecto, pérdidas económicas considerables.
Si las cosas no llegaran a cambiar, se estima que aproximadamente serían 10000 las cevicherías que ya no podrían sustentarse y se verían obligadas a cerrar y a realizar análisis sobre el plan de viabilidad, ya que una mala temporada de verano impediría que los locales obtengan el 60% de su manufacturación anual.